lunes, 19 de octubre de 2009

Unión Ibérica

Portugal por qué te quiero tanto

Con el chute que les ha suministrado ZP, andan crecidos los nacionalistas catalanes, tocándonos los conceptos con que si van o vienen y refocilándose en consultas de campanario, que organizan los sacristanes en los pueblos. Sin embargo, nuestros hermanos lusos, tan educados, nos ofrecen un inesperado regalo: el 40% apoya la unión política con España; sorprendente resultado de un estudio realizado por la Universidad de Salamanca.

Bien es cierto que, en las recientes elecciones, una candidata con discurso antiespañol ha llegado a decir que si gana paralizará las obras del AVE (como los proetarras: todos los nacionalistas son iguales, les gusta la división, el atraso y el aislamiento). Pero allí, un país normal, eso lo sostiene la derecha reaccionaria y no como acá, que es la izquierda "progre" la arrebujada con el nacionalismo.

En fin que menos mal que nos queda Portugal, en tiempos de taifas y paletismos de alpargata maloliente. ¿Por una vez, en nuestra desgraciada historia, tendremos la suficientemente sensatez de acordarnos, ahora que pintan bastos, de que la unión hace la fuerza? La Federación Ibérica, para cuya capital propongo a la bella Lisboa, sería el país con mayor extensión de la UE y el quinto en población y en PIB. Eso por no hablar de las enormes posibilidades en Iberoamérica, con una potencia emergente como es Brasil, y la proyección en Africa (Angola y Mozambique) o incluso en Asia.

Para empezar, el portugués, la hermosa lengua de Camoes y cuarta más hablada en el mundo, tras el mandarín, el inglés y el español, debería ser utilizada en todos los niveles de enseñanza, pese a nuestro cerrilismo garbancero: el estudio obligatorio del portugués en las escuelas españolas fue rechazado, en la mentada encuesta, por el 76,2% de los españoles entrevistados. ¿Se puede ser más gaznápiro?

Sin embargo, Castilla y León, aunque con timidez, últimamente va por buen camino: el presidente Herrera acaba de visitar Lisboa acompañado de 200 empresarios. Acojamos este aliento de esperanza, este alivio frente al localismo feroz y el ombliguismo suicida, porque como dijo Fernando Pessoa "o povo português é, essencialmente, cosmopolita. Nunca um verdadeiro português foi português: foi sempre tudo" .


(El Mundo. Diario de Valladolid. 28-9-09)

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