martes, 24 de noviembre de 2009

Amor a la patria chica

Dando ideas

Publicar opiniones y, además, poner el careto junto a ellas, como hacemos aquí, no es óbice para que, pese a todo, se deba guardar cierta discreción. Como mínimo habría que atenerse a la “regla de la lavadora” que enunció Paul Johnson en “El arte de escribir columnas”: si ha tenido problemas para reparar su electrodoméstico y quiere vengarse del chapuzas, al que considera culpable, olvídelo, no le interesan al lector; porque, como ha subrayado ese gran periodista que es Santiago González, este no compra el diario para hacernos un favor. Lo que quiere es entretenerse, sin que le demos la lata con asuntos particulares. Para eso están nuestros familiares, los pobres (si se dejan, claro).

Y, aunque se trate precisamente de cercanos particularismos, siguiendo estos sabios consejos no voy a decir qué me une a Valladolid o León, siendo como es mucho y bueno (que conste). Todo esto viene a cuento, yendo ya al grano, del lío que se ha formado con la sede de la futura supercaja regional. Cada capital de provincia reclama el honor y, se supone, el poder que conlleva tenerla. Aparecen las pasiones y el amor local y, no se si también inevitablemente alocado; un seguro a todo riesgo para los políticos de cada sitio que quieran asegurarse su futuro, y un peligro evidente para aquel que tenga la osadía de poner algún “pero”. Ante semejantes emociones no se puede decir ni hacer prácticamente nada; simplemente recordar que en un mundo globalizado es probable que vayan a salirnos un poco caras, dichas efusiones sentimentales.

Porque de eso se trata en un asunto como este, de economía, de dinero y de mercado. Es decir de ámbitos un tanto renuentes a los asuntos identitarios y localistas, y más bien dados a cierta, y aséptica, influencia de números y balances. Por lo cual me lanzo a proponer una solución: que la sede de una entidad tan importante esté donde debe estar, en Madrid. O incluso, si pudiera ser, en Bruselas. Si algo así es lo que siempre han hecho las empresas que querían competir, imagino que ahora es lo más lógico, cuando nos las tenemos que ver con rivales de la escala de China, India o Brasil. Al fin y al cabo, a quien deposite sus ahorros y sus inversiones, ¿qué es lo que finalmente le interesa? Bueno, tampoco es para ponerse así; era sólo una idea.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Epidemia de divorcios

Una especie en vías de extinción

Nada, que ya no nos queda ni París. La ciudad de la luz ha dejado de ser, qué pena, la capital del amor, donde los tortolitos se juraban pasión eterna, bebiendo champán y paseando en bateau mouche. Según nos cuenta este periódico, la semana pasada se ha celebrado en lo que era, antaño, romántico escenario junto al Sena, el muy prosaico Primer Salón del Divorciado (y la Divorciada, por supuesto); conclave comercial que busca cubrir, mediante sus ofertas y novedades, la creciente demanda de servicios que genera este sector, actualmente tan numeroso.

Como dejó dicho Groucho Marx, la primera causa del divorcio es el matrimonio; pero en estos tiempos que corren debe haber alguna más, porque en España las bodas han descendido en los últimos diez años un 20%, mientras que los divorcios han aumentado un 380%. Pese al gran stock acumulado, dentro de poco -a este ritmo- no van a quedar parejas que separar: los casados serán una rareza del pasado, presta a extinguirse, y los bufetes matrimonialistas tendrán que cerrar, por falta de existencias.

Es también noticia, en estos días, que The Family Watch, tras analizar 115 estudios sobre el tema que nos ocupa, ha llegado a la conclusión de que el coste económico que suponen las rupturas matrimoniales para el conjunto de la sociedad es, sencillamente, devastador; mucho mayor del que se suponía. Y no sólo eso; sino que, según otras investigaciones, conllevan asimismo un deterioro medioambiental, ya que uno de los procesos sociales que más contribuye al cambio climático es, precisamente, la actual epidemia de divorcios. De repente, dos casas, dos lavadoras, dos lavavajillas, dos coches; la emisión de gases de efecto invernadero se dispara. Ahora bien, Castilla y León es, entre todas las comunidades autónomas, la que disfruta de la menor tasa de divorcios: 1,75 por cada 1.000 habitantes, frente a los 2,58 de media en España; lo cual convierte a este paraíso natural, por añadidura, en una reserva. ¿Sabremos conservarla?

Porque no deja de ser una tentación constante que, hoy por hoy, resulte más fácil divorciarse que darse de baja en una compañía de telefonía móvil. ¿No se lo creen? Hagan la prueba, y comparen. O mejor, no; que sería contribuir, inconscientemente, a la crisis y al calentamiento global.

martes, 10 de noviembre de 2009

Multiculturalismo lingüístico

La maldición de Babel

Don de lenguas, precisamente, no creo que tengamos los españoles. Entre nosotros, escasea el manejo adecuado de un idioma extranjero, siendo por otra parte obvio que nuestro nivel de inglés es bastante penosillo. Eso sí, exagerados como somos, nos ha dado por las hablas vernáculas. Primero fueron el catalán, el vasco y el gallego, pero luego han venido el bable, la fabla aragonesa, el aranés, el castúo extremeño, el panocho murciano y un largo etcétera; entre el que hay que incluir también, en Castilla y León, para que no nos falte de nada, al “lleunés”.

A mi este afán localista me parece bien, ya que si uno quiere dedicar su tiempo y su dinero (el de su propio bolsillo) a menesteres tan románticos, pues bueno. Pero cuando meten la mano los políticos, y se ponen a gastar la pasta gansa, que no es suya sino del erario público; pues ya me da como más reparo. Por el derroche.

Además, semejante reacción defensiva frente a la globalización cultural sólo reconforta a cada cual por separado, complicando la convivencia con todos los demás. En el fondo, es un mirarse al ombligo que sigue corroborando a rajatabla el socarrón dictamen de Joseph Pla: “el nacionalisme es com un pet, només li agrada a qui se'l tira"; dicho así, en versión original, en ese idioma que, por cierto, nos es tan próximo. En resumen que, en un país con un nivel educativo bajo, como demuestran los pésimos resultados del informe PISA y similares, quizá sea un exceso dedicar recursos al fomento de una diversidad lingüística que, convenientemente politizada, es más bien una desgracia y un atraso. Recordemos que Babel fue el resultado de un castigo divino, pues dijo Yavé: “confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros”.

Sin embargo, y volviendo precisamente a León, cabe pensar que no todo está perdido, porque allí donde, en nuestra región, nos ha salido una lengua local, en contrapartida ha cuajado también otra iniciativa, completamente opuesta: el diseño de un lenguaje universal, el 2DKnol, que quiere servir de instrumento para la comunicación universal, a través del ordenador. «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan”, describía la Biblia a la humanidad. Antes de Babel.

El Mundo: Diario de Valladolid, 9-11-09

martes, 3 de noviembre de 2009

Fantasmagorías

e-fantasmadas en la red


Días de difuntos. Severo asunto, contrapesado sabiamente en Castilla y León, según tradición pastelera, con huesos de santo y buñuelos de viento; dulce gozar que convive, en lograda alianza de civilizaciones, con los caramelos y la algarabía de una recién llegada noche de Halloween, transmutada en divertida fiesta gore. Viaje de ida y vuelta, pues en principio fue llevada hasta América por emigrantes gallegos; demostrando así que la cultura es siempre contaminación, mezcla y mestizaje.
En cambio, en el conflicto entre modernidad y tradición, en ocasiones avances técnicos y ritos funerarios compaginan mal. Todavía recuerdo una viñeta, en la que una quejosa viuda, al tiempo que daban tierra a su esposo, exclamaba: "¡él y su maldito reloj digital!", mientras se oía desde la tumba el pitido, "pí, pí, pí", de tan preciso aparato; algo que hoy podría pasar con el móvil. Las máquinas nos sobreviven, imperturbables en sus funciones mecánicas que, incluso, les permiten atrapar automáticamente nuestro halo, como ya preveían algunos pueblos primitivos, que por eso no se dejaban fotografiar ni filmar, ante el peligro de ser embalsamados en una imagen, en una apariencia que perviviría visualmente, cuando el cuerpo que la habitaba ya estuviera en otra parte, tal que fantasma condenado a aparecerse, eternamente, ante la mirada de cualquiera.
Precaución confirmada, ahora que Facebook se plantea qué hacer con los perfiles de los usuarios fallecidos, que persisten ahí, como un avatar fantasmagórico, obligado a vagar por el ciberespacio, cuando ya no está la persona de carne y hueso que le dio vida. Para evitar que quede insepulto, esta red social permitirá a familiares y amigos convertir el perfil del muerto en una especie de esquela online, a la que será factible enviar el pésame. Eso sí, los gestores de la red procurarán que los usuarios no reciban "actualizaciones" del fallecido, evitando algún que otro susto.
Si Facebook no quiere ánimas en pena, Twitter en cambio celebra su primera sesión de espiritismo, dando la oportunidad de preguntar a los espíritus de Michael Jackson y de otros desaparecidos del famoseo, con la esperanza de que, ya como espectros con muchos gigas, puedan lucir desde el más allá mayor elocuencia de la que tuvieron, los pobres, en vida.

(El Mundo. Diario de Valladolid, 2 de noviembre de 2009)