lunes, 19 de octubre de 2009

Identidad Castellana y Leonesa

¿IDENTIDAD? NO, GRACIAS

La Caja Regional no acaba de llegar, y mira que hasta sueñan con ella los políticos de nuestra cosa autonómica, confiados como están en que será un Monopoly con el que podrán jugar despreocupadamente, pues ya dejó dicho una ministra de cuota de cuyo nombre no puedo acordarme (¡van tantas!), que "el dinero público no es de nadie".

Eso sí, mientras seguimos a la espera del parto de los Montes (de Piedad), nos enteramos de que, en Castilla y León, lo que existe es un "banco de pensadores"; entidad como de alto riesgo, dado que los susodichos tienen fama de ser más bien poco habilidosos en asuntos de cuentas y balances. Pero no hay cuidado: se trata del nombre creativo que le ha puesto la Junta a la enésima intentona de dar con un sentimiento de identidad que nos cuadre.

Dicen las crónicas que los participantes, sensatamente, concluyeron que dicha esencia ni está ni se la espera. Pero los políticos adoran gastar pólvora (ajena) en salvas, e insistirán en su búsqueda, pues con los entes identitarios es que se lo pasan bomba; a diferencia del común de los mortales, suficientemente convencido de no necesitarlos para nada (ni a los entes ni, quizá, a los otros).

Vivimos felices y contentos sin identidad autonómica; y ni la echamos de menos ni nada, porque barruntamos además que semejante entelequia no nos ayudaría ni un pelo a salir de la crisis o a mejorar la sanidad y la educación, que es lo que debiera importar a nuestros gestores, si fueran menos metafísicos. Incluso es lícito sospechar que, si la dejáramos instalarse aquí, se ciscaría en nuestra calidad de vida, porque sale carísimo tener a un bicho en casa al que, siendo como es insaciable, hay que alimentar sin descanso.


¿No se gastan un dineral vascos y catalanes, y nos lo hacen gastar a los demás, con el cultivo y la crianza de las suyas, tan rancias y recias? Sin embargo, nuestros políticos no escarmientan (¿quizá porque no pagan los desperfectos con su sueldo?) y quieren, a toda costa, endilgarnos una nuevecita y a estrenar. Que no hombre, que no. Castilla y León es, simplemente, sin misticismos de laboratorio, una distribución administrativa y política que sólo se justifica si, facilitándonos la vida, nos hace avanzar y progresar. Y punto. Y si no funciona, a Madrid otra vez con todo, que no pasa nada.

(El Muno. Diario de Valladolid. 5-10-09)

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