martes, 10 de noviembre de 2009

Multiculturalismo lingüístico

La maldición de Babel

Don de lenguas, precisamente, no creo que tengamos los españoles. Entre nosotros, escasea el manejo adecuado de un idioma extranjero, siendo por otra parte obvio que nuestro nivel de inglés es bastante penosillo. Eso sí, exagerados como somos, nos ha dado por las hablas vernáculas. Primero fueron el catalán, el vasco y el gallego, pero luego han venido el bable, la fabla aragonesa, el aranés, el castúo extremeño, el panocho murciano y un largo etcétera; entre el que hay que incluir también, en Castilla y León, para que no nos falte de nada, al “lleunés”.

A mi este afán localista me parece bien, ya que si uno quiere dedicar su tiempo y su dinero (el de su propio bolsillo) a menesteres tan románticos, pues bueno. Pero cuando meten la mano los políticos, y se ponen a gastar la pasta gansa, que no es suya sino del erario público; pues ya me da como más reparo. Por el derroche.

Además, semejante reacción defensiva frente a la globalización cultural sólo reconforta a cada cual por separado, complicando la convivencia con todos los demás. En el fondo, es un mirarse al ombligo que sigue corroborando a rajatabla el socarrón dictamen de Joseph Pla: “el nacionalisme es com un pet, només li agrada a qui se'l tira"; dicho así, en versión original, en ese idioma que, por cierto, nos es tan próximo. En resumen que, en un país con un nivel educativo bajo, como demuestran los pésimos resultados del informe PISA y similares, quizá sea un exceso dedicar recursos al fomento de una diversidad lingüística que, convenientemente politizada, es más bien una desgracia y un atraso. Recordemos que Babel fue el resultado de un castigo divino, pues dijo Yavé: “confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros”.

Sin embargo, y volviendo precisamente a León, cabe pensar que no todo está perdido, porque allí donde, en nuestra región, nos ha salido una lengua local, en contrapartida ha cuajado también otra iniciativa, completamente opuesta: el diseño de un lenguaje universal, el 2DKnol, que quiere servir de instrumento para la comunicación universal, a través del ordenador. «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan”, describía la Biblia a la humanidad. Antes de Babel.

El Mundo: Diario de Valladolid, 9-11-09

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